jueves, 25 de junio de 2009


Entervistado: subdirector ramon.

La guerra cristera tiene su origen en las altas de jalisco con su lema Viva cristo rey, el presidente en turno era plutalco elias calle presidente que se enzaño con el clero matando mucha inocentes, a los sacerdotes y cerrando todos los templos de la bep. Mexicana prueba den ellos del papa juan pablo segundo, que paz goze viatifica a 25 mexicanos subiendolos a los altare, esto sucedio del año1927 a 1936.

miércoles, 24 de junio de 2009


cual es tu consepcion de la guerra cristera?











el poder de la gloria: durante la gurra cristera liberada por el gobierno de calles contra la iglesia catolica, un cura que sedebate entre los placeres de la bebida ya la carne encuentra el camino para llegar adios.


el mivimiento armado en contra de la tirania callista fue llamada cristero por el gobierno en son de burla aunque sin ninguna razon. llamaremos con orgullo cristero a lo que negandose a obedeser aa los hombres ante dios se alzaron contra el absoluto antirreligioso de acalles , la cristera no fue un rebelion ofensivo sino un rebelion defensiva un movimiento en legitima defensa de los derechos del pueblo a creer a dios y averlo tampoco fue rebelion contra un gobierno legitomo, si n0 contra un gobierno usurpardor un gobierno impuesto por los grupos anticlesiales un gobierno que el pueblo no habia elegido.




lunes, 22 de junio de 2009

explica lo que entiendas por nacionalismo y la aplicacion de 1917
La existencia en el seno de la nación española de partidos políticos de ámbito territorial restringido que hacen del nacionalismo identitario su principal, por no decir único, instrumento de movilización social y electoral, constituye uno de los problemas más graves e insidiosos con los que debe enfrentarse nuestra crecientemente madura democracia.
Este tipo de fuerzas políticas no sólo gozan de un amplío respaldo y de un considerable poder en sus respectivos territorios "nacionales" sino que, gracias al sistema electoral vigente, pueden, tal como viene sucediendo desde 1993, ejercer una influencia decisiva en el conjunto de la vida pública del Estado. Así, la sociedad española se ve sometida a la paradoja de que grupos políticos que limitan deliberadamente su implantación y su oferta electoral a una parte de la geografía nacional, y que actúan explícitamente poniendo los intereses - o lo que ellos entienden como tales -, de esa parte, cuya genuina representación se atribuyen, en el exterior o por encima de los intereses de España en su conjunto, son, sin embargo, imprescindibles para la toma de decisiones que afectan profundamente a la globalidad del país.
Aunque algunos de estos partidos, y muy especialmente los que operan en Cataluña, introducen en su discurso piadosas y supuestamente responsables referencias a su voluntad a contribuir a la gobernabilidad, modernización y progreso del Estado, no dejan de reiterar simultáneamente que España es un artificio construido mediante la coacción violenta al que no se puede atribuir el carácter de nación, que sí poseen, en cambio, las porciones de la península en que ellos asientan sus reales. Junto a las profesiones de fe en la buena marcha del Estado, se entregan a la exaltación obsesiva de sus pretendidas identidades "nacionales" valiéndose de todo tipo de elementos étnicos, lingüísticos, históricos, antropológicos, gastronómicos, deportivos y musicales, mientras niegan con el mismo ardor una identidad española común a todos porque, según repiten infatigablemente, España es la mera yuxtaposición de varias naciones auténticas - sobre cuyo número y configuración presentan, por cierto, división de opiniones -.
A la sugerente pregunta que da título a este curso, la respuesta de los partidos nacionalistas sería básicamente la siguiente: Llamamos España a una superestructura jurídico - política - administrativa carente de sustancia nacional que hay que adelgazar, fragmentar y desmantelar al ritmo más rápido posible para que puedan emerger con toda plenitud las naciones primigenias que aquel molesto tinglado oprime y desarrollar por fin sin trabas sus respectivas soberanías y personalidades.